Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

martes, 6 de agosto de 2019

LA LUZ DE SARA (Parte 3 y final)

Subes las escaleras corriendo en dirección a la ducha, riendo con picardía. Yo mientras te observo desde el sofá, pensando si salir corriendo detrás de ti o esperar pacientemente mi recompensa y ser una niña buena.

Mientras tanto decido subir nuestro equipaje al dormitorio. La puerta del baño está entre abierta, no puedo evitar desviar la mirada y observarte desnuda mientras te sumerges en la bañera llena de espuma y sales de baño. Me alejo despacio hacia el dormitorio para evitar ser descubierta. Siendo un tremendo calor recorriendo mi cuerpo. Me acerco a la ventana buscando la quietud del horizonte, su calma y el frío de la noche.

Pienso en ti sumergida en la bañera, no puedo evitarlo. Me quito el pantalón dejándolo caer al suelo. !Que diablos! Allá voy dulce Sara... No puedo esperar...

Camino despacio pero nerviosa, tengo ganas de ti. De tus besos, de tu lengua, de tu cuerpo.

Me detengo en la puerta del baño, observándote de nuevo. Se que sabes que estoy aquí, disimulas intentando ignorar mi presencia. A paso lento, con mirada burlona y pícara entro en el baño: - vengo a por mi recompensa- Te digo mientras voy deslizando mis bragas por mis piernas hasta el suelo, sin dejar de mirarte. Estoy a un metro escaso de ti. Me miras. Esa mirada. Solo tu sabes como me gusta que me mires así.

Me quito el sujetador dejándolo caer al suelo mientras voy metiendo un pie en la bañera. Me siento frente a ti, rozando tu pierna con mi pie. El gemelo, los muslos... Vienes directa hacia mi sin perder de vista mis ojos. Me muerdes el cuello clavándome los dientes: -Has sido mala, y lo vas a pagar-. Vuelves a morderme más intensamente mientras con tu mano recorres mi muslo hasta mi sexo. Aprietas la palma de tu mano contra él, haciendo presión: -Nena, vas a sufrir...- Susurras mirándome con una mirada salvajemente pícara excitándome aún más si cabe.

Vas introduciendo dos de tus dedos dentro de mi. Con ansia. Con ímpetu. Hasta el fondo, haciéndome gritar de placer mientras mi cuerpo se arquea buscándote.

Se que vas a ser mala conmigo, lo veo en tu mirada, pero me encanta.

Te sumerges en el agua para morder mis pezones, muerdes fuerte, clavando los dientes y estirando de ellos, primero uno, luego el otro, una y otra vez. Mientras tus dedos siguen follándome llevándome al límite del orgasmo.

Sabes que estoy a punto, todo mi cuerpo está temblando de placer: -Todavía no nena, aguanta- Susurras en mi oído mientras mientras das tu última embestida a mi sexo.

Vas deslizando tus dedos al exterior, suave y lento, recorriendo cara rincón, rozando mi clítoris excitado mientras tu lengua recorre mi cuello hasta encontrarse con mi lengua. Se acarician mutuamente, se besan, se desean.

Te separas de mi cuando mi sexo busca tu mano: -todavía no, espera... - Pellizcas mis pezones, duros, ansiosos de ti, aprietas mis pechos con tus manos:
-Como te gusta hacerme sufrir.
-Me gusta tu mirada excitada, adoro tu cuerpo plagado de deseo. Quiero disfrutarlo, retener cada segundo, y cada centímetro de cuerpo en el mío.

Nuestras bocas se funden en un profundo e intenso beso. Entonces tu mano vuelve a buscar mi sexo que te espera abierto por completo para ti. Me penetras de nuevo, sin contemplaciones y hasta el fondo, una vez, dos, provocándome un orgasmo brutal y explosivo salpicando el agua fuera de la bañera.

-Joder.... Nena, ha sido brutal...
-Aún no he terminado contigo, vas a seguir sufriendo.
-Si esto es sufrir, quiero morir sufriendo.

Atraigo tu rostro hacia mi, para besarte, fundirme en sus besos. Mientras tanto te vas levantando lentamente de la bañera. Te miro, admiro tu cuerpo, tus curvas, el agua descendiendo y acariciando tu cuerpo mientras sales de la bañera. No miras atrás, sabes que te miro, que te observo. Voy siguiendo tus pasos hasta el dormitorio.

Me esperas a escaso un metro de la puerta. Esperas que entre yo primero, me abrazas por la espalda besando mi cuello. Aprietas mis pechos con tus manos, me muerdes el cuello y me volteas empujándome hacia la pared. Sujetas mis manos sobre la cabeza, me muerdes, me besas, me lames el cuello, mientras tu mano acaricia mi muslo interior, rozándome, buscándome provocándome.

Me estás volviendo loca de deseo. Me sueltas las manos y me guías hasta la cama, te sitúas frente a mi, a los pies de la cama sin dejar de mirarme y me empujas haciéndome caer sobre la cama. Te sientas sobre mi, tu sexo sobre el mío, rozándose, acariciándose. Mueves tus caderas, te agitas, siento tu sexo húmedo sobre el mio, fundiéndose en uno. Te agitas cada vez más rápido mientras mis manos te sujetan de las caderas atrayendo te todavía más a mí. Tu cuerpo se arquea regalándome un orgasmo inolvidable.

Te dejas caer sobre mí, agotada, extasiada, me besas, nos besamos.

Mientras tanto mis dedos te buscan para follarte. Y tus dedos me buscan para follarme. Mis dedos entran en ti hasta el fondo, suave y con mimo, acariciando cama milímetro de tu interior. Tus dedos me penetran sin compasión, hasta dentro, sin límites. Nuestros cuerpos se enredan en una maraña de besos sedientos, de jadeos incontrolados y espasmos, nos follamos intensamente, llevándonos al límite de nuestro aguante hasta explotar en un sonoro orgasmo.

Nos fundimos la una en la otra, sudorosas, agotadas. Nos abrazamos, dejándonos llevar por nuestra respiración, por su loco vaivén, hasta caer en un profundo sueño.