Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

viernes, 20 de marzo de 2020

DIARIO INTERRUMPIDO (Parte 7)

Viernes, 27 de febrero de 2004

Desde aquel día, desde que invadí sus secretos leyendo aquella nota, aquel poema, es como si la vida fuera otra. Cuando ELLA aparece ya no existe nadie más.

Hemos superado la barrera de la vergüenza. Ya no tememos que nuestras miradas se encuentren. Mirarnos, deleitarnos en ese placer de descubrirnos.
Sé que ella siente los mismo, se lo noto en la mirada, en el gesto. Su sonrisa es más amplia, más dulce, más tierna. Y sus ojos me sonríen a cada momento.
Decididamente esta chica me gusta, me atrae. Creo que me estoy enamorando.
Tengo la sensación de conocerla de siempre, de que hay una conexión entre nosotras.

Cada mañana he de controlar mis impulsos de acercarme a ELLA, de estrecharla entre mis brazos y besarla.

Aún no se su nombre. Tan siquiera hemos cruzado todavía una palabra, pero siento que es parte de mí, que es mi complemento. Tal vez me equivoque pero así es como lo siento. Además, desde que la conozco mi vida ha cambiado. Afronto el nacimiento de cada día con otra sensación, con otro punto de vista. Siento que de verdad vivo, que respiro, que río y que sonrío. Mi corazón late a otro ritmo, más tranquilo, más sereno pero con fuerza. Podría resumirlo diciendo que soy feliz.

Cada mañana me levanto con la intención de acercarme y hablar con ELLA, escuchar su voz, descubrir su nombre. Pero en cuanto la veo, su sonrisa y su mirada me desarman, pierdo el poco valor adquirido.

¿Y si lo hago? ¿Y si se pierde la magia de esos encuentros?

Mañana. Seguro mañana lo haré. Su nombre quiero saber.

domingo, 15 de marzo de 2020

DIARIO INTERRUMPIDO (Parte 6)

Martes, 17 de febrero de 2004


No puedo olvidar su sonrisa. Tan dulce, tan intensa. Quiero verla de nuevo. Que llegue pronto el tren, sentarme en el vagón y llegar a su estación.
Me desespera tanta espera, ya llega con retraso.
Paciencia, por favor, ten paciencia, el tren no llegará antes por mucho que supliques. Espera, un momento, acabo de recordar que a ELLA se le cayó un papel al salir del vagón justo delante de mí. Lo recogí para dárselo pero ya no la pude ver. La perdí de vista, ya no la pude alcanzar.
Me tienta leerlo. Quizá así al menos podría descubrir su nombre o cualquier cosa que me desvele algo de ella, si es que ni siquiera sé cómo se llama…
¡El tren! Por fin ya está aquí, ya queda menos. ¡Venga decídete¡ No debería leerlo, sería invadir su privacidad, pero… quien se va a enterar, no creo que nadie del vagón se lo vaya a contar. Sólo os separan dos estaciones, venga ya, léelo.
Ya lo leo, ya lo leo. Pero vaya conciencia más pesada que tengo a estas horas de la mañana.
Lo voy a leer…
Me mira, algo pretende,
entro y siento sus ojos,
no sé, pero me entiende
y yo no, por qué me sonrojo.

Hoy no me ha visto entrar
me busca desesperada,
la he rozado al pasar
y la he notado alterada.

Me siento por ella admirada,
nunca me había pasado,
me siento algo atacada,
pienso en ella a cada rato.

Mañana la vuelvo a ver
seguro me está esperando,
no sé qué he de hacer,
me excita lo que está pasando.


¿He leído lo que he leído, o lo he imaginado? Está hablando de mí… ¡Ay! creo que me voy a morir. Que calor tan repentino me está entrando. Hace un frío de mil demonios y yo casi que estoy sudando. ¿Y ahora qué? ¿Qué hago? ¿Qué la digo? ¡Pues nada! Recuerda que tú de esta nota no sabes nada. Cierto, es verdad. Serénate que ya llegamos a su estación, ya está parando el tren.
Allí está. Si, es ella. Sube al vagón, me hago la despistada, no quiero que note en mi cara mi descaro y mi desvergüenza. Miro hacia otro lado. La evito, pero está a escasos metros de mí. Sé que me está mirando, siento su mirada sobre mí. Ya no puedo escapar, me ha hecho su presa. Vuelvo la mirada hacia ella.
¡Ay! que me derrito, que sonrisa… Nuestras miradas se encuentran, nos buscamos. Nos miramos a los ojos. No hay miedo. No hay temor. Nadie más. Sólo ELLA y yo.

sábado, 14 de marzo de 2020

DIARIO INTERRUMPIDO (parte 5)

Lunes, 16 de febrero de 2004

Estoy ansiosa por verla. Todo el fin de semana lejos de ella, ha sido un tormento. Espero armarme de valor y al menos decirle un simple hola, no creo que por eso vaya a morirme.

Estamos en San Fernando, ya sólo queda una estación, me estoy poniendo muy nerviosa. ¡Tengo un hormigueo en el estómago! Me tiemblan hasta las pestañas, las manos están sudorosas… Soy incapaz de concentrarme. 

Ya llegamos a su estación.

La busco con la mirada entre las gentes del andén. Suele estar casi siempre en el mismo sitio, de pie junto a la viga que hay junto a la escalera. No la encuentro. ¿Será que no la vi? En el vagón no está y en el andén ya no queda nadie. El tren se marcha rumbo Atocha. Estoy segura que no estaba.

¿Que habrá pasado?, ¿se habrá dormido?, ¿habrá perdido el tren? Siento tanta sensación de vacío… Echo de menos su presencia. Su aroma, su perfume. Me siento extrañamente triste. Necesito verla. Estamos llegando a Sta. Eugenia, todavía me quedan 5 estaciones hasta llegar a mi destino… A ver si llagamos, ya me quiero bajar.
Suben más pasajeros. Quiero sentirme ajena a todos ellos, meterme en una burbuja y evadirme. Estoy de pie, junto a una de las puertas. No hay sitio para sentarse, está muy lleno el tren hoy, más de lo normal diría yo, o me lo parece a mí, bueno no sé. Alguien ha pasado junto a mí y durante un segundo ha apoyado su mano en mi hombro. He mirado con desgana y, ¡sorpresa!, a mi lado estaba ELLA.

Me ha mirado, me está mirando y me está sonriendo.

Hoy es un día maravilloso.

viernes, 13 de marzo de 2020

Diario Interrumpido (parte 4)

 Viernes, 13 de febrero 2004

Otra noche más en blanco. No puedo quitármela de la cabeza. Se ha metido dentro de mí sin enterarme, sin apenas darme cuenta. ¿Pero que me está pasando?
Hoy de nuevo subió a mi tren, mi vagón, y está a escasos metros de mí. Es tan hermosa. Hoy dejé parte de mi vergüenza y me dediqué un tiempo para observarla, con disimulo y sin descaro, por supuesto para que ELLA no se diera cuenta.

Hoy llevaba puestos unos jeans de un color azul desgastado, casi pálido, estrecho de pierna (de esos que llaman de pitillo) y ajustado a las caderas. Se le marcan los gemelos, no como los de un futbolista pero se nota que está bien torneado.

Se ha quitado el abrigo, le queda perfecto. Negro, de paño y en tallado.
Lleva un jersey de cuello vuelto, también negro, como el abrigo. Le quedaba ceñido al cuerpo destacando su silueta, la forma de sus caderas, su abdomen, sus pechos…

Y su rostro, tan hermoso…

jueves, 12 de marzo de 2020

Diario Interrumpido (parte 3)

Jueves, 12 de febrero 2004

Esta ha sido una semana extraña.

Desde el jueves pasado, no he hecho otra cosa más que esperar que llegara la hora de marchar a clase, de coger el tren, ese tren. Desde que la vi el primer día no se qué me pasa que no puedo dejar de pensar en ella. Es tan extraño… Ya desde que la veo por la ventanilla del vagón esperando a que pare el tren mí mejillas empiezan a sonrojar, y a notar que una ola de calor recorre mi cuerpo. No entiendo porque me pasa esto, es guapa la chica, lo reconozco, pero no debería sentirme así ante una chica guapa. Nunca antes me había pasado algo parecido.

La verdad que da vergüenza pensar que ella se pueda dar cuenta.

No sé que tiene esa chica que me altera tanto por dentro…

miércoles, 11 de marzo de 2020

DIARIO INTERRUMPIDO (Parte 2)

Jueves, 5 de febrero 2004

Desde el lunes apenas consigo dormir, me cuesta conciliar el sueño y no sé porque. Estoy como nerviosa. Será que nada me pasó de extraordinario como yo me creía.
Todo sigue igual nada ha cambiado. El mismo horario, el mismo recorrido, la misma gente. Nada cambia.
Es todo tan monótono.
Hoy la misma rutina que ayer y todos los días anteriores. Estoy en el tren, camino de la universidad, y si no me equivoco debemos de estar llegando a la estación de Coslada.
Apenas consigo mantener los ojos abiertos del sueño que tengo, pero si lo suficiente para poder fijarme en el resto de pasajeros, todos tan somnolientos como yo, cada cual con su rutina particular. A casi todos ya les conozco de vista, siempre cogemos el mismo tren y el mismo vagón, el segundo empezando por la cabeza.
Acabamos de llegar a la estación de Coslada. Más pasajeros. Les observo como de costumbre, ya casi todos conocidos. Nos saludamos por pura cortesía de viajar día a día en el mismo tren, aunque no nos conozcamos.
Casi todos conocidos, menos ELLA. No puedo dejar de observarla, de mirarla. Está al otro lado del vagón, pero no me importa.
Hoy encontré un motivo para sonreír.

DIARIO INTERRUMPIDO (Parte 1)

Lunes. 2 febrero 2004

Esta mañana como todos los días, me he levantado para ir a la universidad. Odio madrugar, es cierto, y odio ir a clase; pero hoy me levanté de una manera diferente, con energía y con ganas, como si el día me deparara una grata sorpresa.

No ha pasado nada extraordinario, nada diferente, pero no sé, es una sensación que tengo. Tal vez no ocurra, quizá mañana...