Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

martes, 5 de enero de 2021

Luna de Noviembre (Serie Eva y María, parte 7)


Luna de Noviembre y una noche de lluvia por las calles de Madrid. Camino entre la gente sin rumbo ni destino, dejándome llevar por su fluir.
Me detengo en un escaparate y me observo, tengo la mirada perdida y el frío reflejado en el rostro, y a pesar de todo sonrío. Sonrío porque hace tanto que mi cuerpo no siente, que yo no siento nada, que notar mi cuerpo aterido de frío me hace creer que estoy saliendo del abismo.

Sonrío al sentir la lluvia resbalar por mi rostro, haciéndome cosquillas, empañando mi mirada. 

Sonrío, y me río, me río de mi misma. Me observo reflejada en el escaparate y no puedo dejar de reír. Estoy empapada, muerta de frío y sin embargo me siento más viva que nunca. 

Me río con ganas, y al mismo tiempo lloro la rabia, los recuerdos perdidos. Risa y llanto que se acompañan y se amontonan por brotar. Río y lloro mientras tu rostro viene a mi mente, tu voz, y mi corazón grita tu nombre buscándote como si pudieras surgir de la nada. 

Me mantengo impasible ante el escaparate mirando mi propio reflejo ajena a las miradas de todo transeúnte que me observa con distancia. Apoyo mi frente y mis manos en el cristal, sosteniéndome, intentando recuperar el autocontrol perdido. 

Cierro mis ojos reteniendo tu imagen en ellos mientras susurro tu nombre: 

-María, María... Volveré a buscarte... 

-Eva... 

-María... 

Cierro con más fuerza los ojos y siento como si tu reflejo pudiera contestarme, o tal vez sea yo que con tanto desearlo imagino cosas imposibles. 

-Eva, no tienes que ir a buscarme a ninguna parte. Yo vine a buscarte a ti. 

-¿Por qué me haces esto? No me tortures de esta manera, no me hagas creer que escucho su voz, que siento su olor cerca de mi. No me hagas esto.- Digo en un tono de voz apenas audible, débil, mientras golpeó con fuerza el escaparate con la palma de mis manos. 

-Eva, estoy aquí. Estoy detrás de ti. No estás imaginando nada. Estoy contigo. 

Siento unas manos posarse sobre las mías, unas manos cálidas a pesar del frío y la lluvia. Unas manos que conocía muy bien. Abro lentamente los ojos con miedo a que todo sea producto de mi imaginación, que todo sea mentira y no haya más que un extraño vacío a mi alrededor y veo tu reflejo junto al mío mientras me abrazas por la espalda y hundes tu cara en mi cuello susurrando con voz temblorosa:

-Te he echado tanto de menos... Te quiero Eva. 

Giro sobre mi cuerpo poniéndome frente a ti, mirándote. Estreché mi cuerpo junto al tuyo y nos besamos. Un beso suave, lento, tierno. Un beso como si fuera el primero de todos. 

-No volvamos a dejarnos...  

Y nos sonreímos porque seguíamos leyendonos la mirada....