Lunes. 2 febrero 2004
Esta mañana como todos los días, me he levantado para ir a la universidad. Odio madrugar, es cierto, y odio ir a clase; pero hoy me levanté de una manera diferente, con energía y con ganas, como si el día me deparara una grata sorpresa.
No ha pasado nada extraordinario, nada diferente, pero no sé, es una sensación que tengo. Tal vez no ocurra, quizá mañana...
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