Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

domingo, 13 de octubre de 2019

AL AMANECER (serie Eva y María 4)

Apenas son las 8 de la mañana y el mes de agosto llega a su fin. Las vacaciones se acaban.

-Las vacaciones se acaban- Dice Eva en un leve susurro, casi imperceptible, mientras toma  mano izquierda de María entre las suyas, acariciándola con una suavidad pasmosa como si al roce fuera a evaporarse.



Están sentadas en la playa, sobre la misma arena, contemplando el último amanecer que compartirán en esa playa.

Eva mira de soslayo a María. La observa detenidamente pero disimula tan mal... María agarra con fuerza la mano de Eva, como si fuera a evaporarse con el amanecer.

Eva mira a María. María mira a Eva. Saben que el tiempo se acaba, que las palabras llevan tiempo atascándose dentro. Saben que tienen que hablar, que no pueden postergarlo más.

-María...
-Eva...


Dicen las dos al mismo tiempo.

-El tiempo se nos acaba María. Agosto se nos acaba, nuestro paraíso llega a su fin...
-¿Que vamos a hacer Eva? Cuando comenzamos las vacaciones decidimos de mutuo acuerdo no hablar de este momento, que íbamos a vivir el tiempo y disfrutarlo. Pero ha llegado el momento Eva, no podemos postergarlo más.
-Lo se. Tenía miedo miedo de que llegara este momento. Llevo días pensando y dándole vueltas a todo. Quería evitarlo pero no he podido.
-Yo también Eva. Nos hemos hecho un flaco favor aguantando tanto. Estirando tanto el tiempo para evitar esta conversación.
-¿Qué pasará María? ¿Qué va a pasar ahora cuando volvamos a casa? Contigo, conmigo...
- Y con Luis- Dice María mirando fijamente a Eva. Este es el momento que tanto temían las dos, el momento en que saliera el nombre de Luis a relucir.
-Las dos sabemos que pasará María. Aunque no queramos verlo, las dos lo sabemos.
-¿Las dos? ¿O tú crees saber también lo que pasa por mi mente Eva? No te anticipes Eva.
-María, te quiero. Y te quiero como no he querido a nadie en mucho tiempo.
-¿Pero? - María comienza a ponerse tensa, suelta la mano de Eva y se pone frente al sol, dándole la espalda a Eva. Mira hacia atrás esperando una respuesta que tarda en llegar.
-Pero echas de menos a Luis. Todavía le quieres. Lo se María, lo noto. 
-Te quiero Eva, sabes que te quiero- Dice mientras coge la cara Eva entre sus manos acariciando sus mejillas. 
-Y a Luis. Deja de intentar engañarme, deja de fingir que no es así. 
-¿Engañarte? ¿Que demonios estás diciendo Eva...?- Dice María con tono enfadado. 
-Lo que oyes María. Llevo días fingiendo que no me importa, que no me duele. Pero ya no puedo más. Veo como te brillan los ojos cuando hablas  con Luis, que bajas la voz si yo ando cerca o te vas a hablar con él a otra parte. 
-Eva, no sigas por ahí... 
-¿Crees que no me he dado cuenta de todo eso? Reconócelo Maria, solo te pido eso... 
-Eva, hubo un día que nos prometimos que la confianza debía premiar entre las dos, que siempre nos lo contaríamos todo. Lo bueno y lo malo. Que si queríamos que esto funcionara y saliera bien, debíamos confiar la una en la otra.- María tantea a Eva con la mirada, busca su complicidad pero Eva la rehuye.

-Si. Lo recuerdo muy bien Maria. 
-Entonces escúchame y relájate, por favor.- María busca la mano de Eva, su contacto... Y su mirada.- Tienes razón Eva, todavía quiero a Luis.


Eva intenta zafarse de la mano de María, pero ésta la sujeta con fuerza mirándola fijamente. 

-Si Eva, quiero a Luis. No sé puede dejar de querer a alguien de la noche a la mañana, no cuando ese alguien te ha cuidado, respetado, y tratado de la mejor manera posible.

Si Eva, quiero a Luis porque por él te tengo a ti.
-Ohhhh! que bonito te ha quedado eso. 
-déjate de sarcasmos Eva, estoy hablando muy en serio. 
-Hablemos en serio entonces María. ¿Por qué estás conmigo? 
-¿cómo qué por qué? Porque te quiero Eva, porque  soy feliz contigo, porque me haces reír, porque cada día contigo me Dan ganas de seguir comiéndome el mundo, porque adoro esa mirada tuya al despertar como si renacieras cada día, porque me encanta sentir tu cuerpo junto al mío.  Te quiero Eva, te quiero. 
-Pero no querías conocerme, no querías venir a aquella cena. Fue Luis quien te empujó a venir a esa cena. 
-¿A qué viene eso ahora? Eso nunca lo he negado, y desde el principio hablamos de ello. 
Joder Eva, estaba asustada, tenía miedo de lo que pudiera ocurrir. ¿Cuantas veces tendré que explicártelo?
-Admítelo María, no querías venir. Viniste por Luis, no por ti. Viniste para satisfacer los deseos de Luis, que se ponía cachondo solo de pensar en vernos juntas. Viniste por él no por ti. No he sido más que un jodido pasatiempo Maria. Nunca quisiste estar conmigo. 
-Si Eva, ya te lo dije en su día y te lo vuelvo a repetir fui porque el me animó a ir. Y nunca me arrepentiré de ello. Y te lo vuelvo a repetir, gracias a él, te tengo a ti.


Eva se rió con sarcasmo, burlándose de las palabras de María. Se giró dándole la espalda, quería evitar que la viera llorar, que viera en su mirada que no podía vivir sin ella.
María interpretó su gesto como un rechazo y el fin de la conversación...  Miró a Eva con la mirada empañada en lágrimas y el cuerpo sumido en la tristeza y el rabia

-Vete a la mierda Eva.- Y María se alejó de Eva con el miedo en el cuerpo de perderse, y de perderla. Y Eva sentía que se hundía en sus lágrimas y en sus palabras. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario