Oscuros recuerdos

                                     

      Me siento frente a ti, y a ti me enfrento. Sólo eres un papel en blanco y sin embargo te temo, y al mismo tiempo me aferro a ti como a un salvavidas.

     Tengo el cuerpo roto en pedazos y el alma resquebraja. Por dentro y por fuera siento que me hago añicos y me hago pequeña de nuevo. Siento rabia, siento impotencia, y quiero gritar, necesito gritar y grito que NO ES NO.

    Tenía 11 años.... Así empecé mi pequeño y breve relato.
     Y escribí, escribí lo que necesitaba brotar de mis entrañas y sacar oscuros fantasmas sin saber si estaba cometiendo un error. Escribí mientras el estómago se me daba la vuelta y se adueñaba de mi una sensación de vértigo que en contadas ocasiones he sentido. La última, cuando te lo conté.

    Rabio y mis costuras se rompen. Lloro por dentro, lloro por fuera. Rabia, impotencia, dolor... Un dolor casi olvidado de tanto ignorarlo.

    Y recuerdos, recuerdos que se visten de negro con sus rostros todavía grabados en mi memoria, su olor a adolescente pervertido, sus garras sujetando mis brazos, manoseando mi cuerpo menudo entre gritos y sollozos.

    Me rompo por fuera. Me rompo por dentro. Y siento el miedo vivido... revivo un miedo atroz de no saber que va a ocurrir. Pataleo, muerdo, golpeo, grito y lloro, lloro y grito. Y siento sus manos bajando mis pantalones, me retuerzo en un intento de evitarlo. Muerdo hasta sangrar sus brazos, consigo liberar una mano. Araño, y golpeo. Y me retuerzo. Pateo, pateo de manera certera en sus genitales. Salto y empujo contra los arbustos y golpeo y pateo..... Y corro.... corro sin mirar atrás, corro, huyo de sus miradas y sus garras.... Sólo quiero escapar. Escapar de ellos y ese parque....

    Recuerdos... recuerdos que me rompen y me matan, que me humillan y me rasgan... Y te busco.... te busco para no hundirme, para que me ayudes a levantarme. Que me abraces con fuerza y me des la mano para hacerme sentir que todavía sigo viva.
    Ahogo mis llantos en tu pecho y siento que no estoy sola, que nunca estoy sola porque tu estás ahí. Me sueño contigo mirando ese universo que se refleja en tu mirada, tumbadas en la hierba de ese mismo parque mientras me coges de la mano, con ternura pero con fuerza. Despierto sabiendo que no estoy sola y recupero mis fuerzas y mi alma. Fortaleces mis costuras rotas, mi cuerpo hecho pedazos y mi alma desencajada. Me hago fuerte de nuevo frente a los oscuros recuerdos y grito...:

   ¡NO TENGO MIEDO Y VOY A COMERME EL MUNDO!

   No tengo miedo, no quiero tener miedo, ni vivir con miedo. Quiero ser libre, no valiente. Vivir libre del miedo.