Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
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Myriam Luna.

martes, 1 de noviembre de 2011

El aroma

Una noche cualquiera de verano sentada a la orilla del mar, mientras observaba las estrellas sentí un hormigueo por la espalda, por el cuello, que recorrió todo mi cuerpo. El aroma de su cuerpo, de su piel, me hizo perder el sentido. Mi mente se nubló y caí sobre la arena de la playa.
Fueron apenas un par de minutos los que perdí la consciencia pero fueron suficientes para ser consciente de que todo había sido un señuelo. Desperté en un cubículo minúsculo, atada de pies y manos, amordazada. Su aroma volvía a penetrar mi cuerpo, pero no había, estaba sola. De nuevo mi mente volvió a nublarse, cerré los ojos, no era capaz de mantenerlos abiertos.
De nuevo recuperé la consciencia pero era extraño, habían sido unos segundos apenas y volvía a estar de nuevo sentada junto a la orilla del mar. Qué cosa más rara. ¿Será que todo fue un extraño sueño?


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