Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

martes, 1 de noviembre de 2011

No estoy sola

Verán, hace unos días me compré un libro, había leído algo de él pero lo poco que había leído de él me gustó. Así que me decidí y me lo compré. Ya había leído poemas e historias de la autora pero nunca había leído un libro suyo.

Me leí el libro casi de tirón, me enganchó he de decir. No soy en absoluto crítica literaria ni nada por el estilo, pero me considero buena lectora (mejor lectora que aprendiz de escritora) y este libro NO ESTOY SOLA, me gustó mucho. Por supuesto también habrá gente a quien no le guste, como pasa con todo. Pero dejemos los gustos ahora aparte.

Bien, a lo que iba. Poco después de leer el libro, una semana habría pasado no más, por azares de la vida me enteré de que la autora de NO ESTOY SOLA venía a Madrid a promocionar su libro y a echar unas firmitas, y yo no corta ni perezosa allá que me fui para que plasmara su firma en mi libro. También he de decir que su autora me encanta, Nuria de Espinosa, y tenía unas ganas locas de conocerla. Pues allí estaba yo en la promoción del libro esperando mi turno para recibir su firma, y la verdad para ser una autora todavía desconocida había gentecilla esperando, ya quedaba poco para que me tocara, apenas dos personas. Llegaba mi turno, me estaba poniendo nerviosa, palpaba el bolsillo de mi pantalón, traía un pequeño regalo para ella.

Por fin la tenía ante mí, era mi turno. Yo sabía quién era ella, pero ella no sabía quién era yo, esperaba que mi pequeño regalo se lo descubriera sin necesidad de decírselo, sin necesidad de palabras. Dejé mi libro sobre la mesa en la que estaba firmando, me preguntó si quería que pusiera algo en especial, en ese momento extraje de mi bolsillo la cajita con el pequeño regalo que le traía y lo dejé encima del libro. Ella lo abrió con sumo cuidado, con delicadeza, entonces me miró asombrada, me había reconocido, no hicieron falta las palabras… De la pequeña cajita sacó un pequeño corazón, lo estrechó en su mano y entonces se dispuso a escribir su dedicatoria en mi libro. Me lo devolvió en la mano con una amplia sonrisa, le devolví la sonrisa con la pícara mirada que acompaña a mis escritos. Me di la vuelta y dejé paso al siguiente lector.

Me paré a unos metros de ella. Estaba ansiosa por leer lo que me había escrito. Abrí el libro por la primera página y ahí estaba de su puño y letra:

Gracias por cuidar de mi corazón.
Nuria de Espinosa




No cabía duda alguna, me había reconocido.





(Nada de lo escrito aquí es real, excepto el título del libro y el nombre de la autora, quienes sus amigos por aquí ya conocen) Tan sólo es un homenaje a su persona, a su amistad y a su buen hacer.

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