María y Eva, las dos sentadas frente a frente en el borde de la piscina. Se miran y se contemplan durante largo rato sin apenas hablar, simplemente se miran mientras entrelazan sus manos y sus dedos se acarician.
- Eh tú, si tú, la que estás escribiendo, te importaría dejarlo ya? Sal de mente y déjame vivir tranquila.- Piensa Eva, con gesto inquisitivo mientras desvía la mirada.
-Eva... ¿que te pasa?
-Es que si te lo cuento no me vas a creer, vas a pensar que estoy peor de lo que estoy - dice mirando a María con gesto socarrón.
-Cuéntamelo y prueba. Y ya juzgaré yo después tu estado mental - Se ríe María mientras besa a Eva.
-A ver, como te cuento... Recuerdas nuestra primera cita? Aquella cena en mi casa, a la que tanto pánico tenías...
-Claro Eva... Como iba a olvidarme - Contesta María mientras Le guiña el ojo y acaricia su mejilla.
-Pues verás, desde aquella noche siento algo extraño - Al escuchar esto María se echa a reír - Maríaaa, que no va por ahí la cosa mal pensada - dice Eva mientras Le espeta un beso en la boca.
-Desde aquella noche siento que alguien anda metido en mi cabeza, que usa todo lo que vivo y lo que siento como inspiración para escribir. Me siento observada constantemente, y por mucho que intento sacar esa voz que me llama de dentro no hay manera, no lo consigo. - termina de decir Eva bajando la mirada al suelo y tapándose el rostro con gesto lastimero.
-Eva.... Mírame, no te escondas... - María coge las manos de Eva con las suyas separándolas de su rostro y apoyando su frente en la suya. - Eva, mírame... No me esquíes. Reconozco que es una historia un tanto rocambolesca difícil de creer...
-Ya sabía yo que ibas a pensar que estoy mal de la cabeza, no debería haberte contado nada.
-Eva, en ningún momento dije que estuvieras mal de la cabeza. - Dice mientras acaricia su barbilla y obligándole a levantar la mirada empujando suavemente desde su mentón con su dedo índice. - Realmente es una historia extraña, y sí, difícil de creer, pero si algo he aprendido en este tiempo contigo es que todo es posible.
Ahora es Eva quién mira a María con cara de extrañeza.
-¿Sabes que pienso? Que si realmente hay alguien haciendo uso de tus vivencias, nuestras vivencias, para su uso y disfrute. ¿Quién somos nosotras para impedírselo? Disfrutemos Eva, vivamos, sintamos, y regalemósle a quién quiera que sea una buena historia. - Sonríe María con mirada picarona mientras acerca dulcemente su boca a la suya.
-Disfrutemos pues María - consigue decir Eva en un tono apenas audible antes de fundirse ambas en un tierno y largo beso
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