Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

domingo, 14 de julio de 2019

EN UN SALÓN DE VERANO (serie Eva y María 2)

He llegado antes de tiempo, no podía esperar a la tarde para verla. Se que no me espera todavía. Vamos a pasar el fin de semana en su casa de campo, las dos solas, sin nadie más. Me ha mandado por WhatsApp la ubicación para que llegara sin problemas al salir del trabajo, pero he decidido no ir y me he cogido el día libre.

Estoy sentada en el coche mirando la puerta de entrada dudando ahora si he hecho bien en adelantar mi llegada o no... Pero ya que estamos aquí vamos allá.

Ha dejado La puerta del jardín levemente abierta, parece un invitación directa a que pase sin llamar... Puedo verla desde aquí, me apoyo en el quicio de la puerta, contemplándola. Está tomando en sol en una tumbona, solo puedo apreciar sus piernas dobladas desde aquí, pero me encanta esta imagen, me estoy recreando en ella, en la imagen de sus piernas dorándose al sol.

Avanzo despacio, lentamente y sin hacer ruido. No quiero asustarla.

Apenas estoy ya a diez metros de ella, pero no puede oírme, tiene los auriculares puestos, quizá escuchando algo de música relajante. me detengo observando su cuerpo, está imponente con ese bikini negro con rayas cruzadas blancas. Me recreo en su cuerpo, en sus brazos, en su abdomen, en sus piernas, en su pecho subiendo y bajando al ritmo de su respiración pausada.

Sigo acercándome, apenas estoy ya a un metro de ella. Recojo su pareo del suelo y se lo coloco sobre los ojos a modo de venda, hace amago de quitárselo. Sujeto suavemente sus manos para impedírselo al tiempo que Le pido silencio posando mi dedo indice sobre sus labios.

Se que sabe quién soy, que he adelantado mi llegada. Lo noto en su pícara sonrisa. Sabe como me provoca cuando sonríe así... Me siento a su lado, en el borde de la tumbona, acariciando con la yema de mis dedos su rostro, la parte que no está oculta bajo el pareo, sus pómulos, su nariz, su barbilla, sus labios... Abre su boca para lamer mi dedo y humedecerlo. Descienden mis dedos por su cuello en apenas un suave roce imperceptible pero que la hace suspirar. Alcanzo su pecho derecho y voy decidida a pellizcar su pezón marcándose a través del bikini. Tengo ganas de hacer una pequeña maldad pero excitante... He cogido un hielo del vaso que estaba bebiendo, lo sujeto con mis dientes mientras acaricio con él la línea de su abdomen hasta su bajo vientre. Se está excitando,lo noto, al roce del frío hielo y el calor de mi aliento. Desato el sujetador de su bikini, quiero sus pechos totalmente libres para mí. Cojo ahora el hielo con mis dedos subiendo por su abdomen lentamente, empieza a respirar algo agitada. Pongo el hielo justo encima de su pezón izquierdo, justito encima, para dejar que gotee el frío sobre él. Una gota, dos, tres... Se contrae levemente, y lo rozo con el hielo al tiempo que mi mano izquierda sujeta las suyas sobre su cabeza y beso su boca, que me recibe con ansia, devorando mis labios y mi lengua.

El hielo se va deshaciendo al roce de su piel, lo dejo reposando sobre su ombligo mientras cojo otro hielo de los que aguantan en el vaso llevándolo directo hasta su bajo vientre acariciando la línea del bikini mientras mi lengua roza suavemente su pezón izquierdo, duro y terso.




-¡Evaaaaaaa! No te esperaba hasta esta tarde, que bien que hayas llegado ya. Estaba pensando en ti.

-yo también estaba pensando en ti...




Y aquí sigo en el quicio de la puerta mirando a Maria deleitándome en mis pensamientos mientras la sigo agarrada de su mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario