Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

domingo, 14 de julio de 2019

EVA Y MARIA (Serie Eva y María 1)


Todos los días lo mismo, la misma rutina una y otra vez.

Me levanto cuando aún no ha salido el sol, me doy una ducha rápida y apurada, tomo un colacao calentito para amansar el estómago todavía dormido que aún no admite sólido alguno.

Y como cada mañana sigo pensando en ella. Despierto pensando en ella, respiro pensando en ella...

Voy camino del garaje con pensamiento apurado y distraído. Tres semanas sin verla. Buscando sus pasos, buscando su voz.

Han pasado tres semanas desde aquella noche, de aquella cena que acepto de buen grado en mi casa. No puedo dejar de recordar su cuerpo temblando entre mis brazos, mezcla del miedo y del deseo. Desde entonces no hemos vuelto a vernos, no hemos vuelto a hablar. Siento como esquiva mis pasos, huye de mí o de si misma.... No lo se.

Camino por el garaje completamente ausente, recordando el aroma de su piel, dulce y cítrico a la vez. Oigo unos pasos distraídos que se acercan, levanto la mirada y a unos metros de mi está ella, María. Avanza hacia mí sin verme, ausente... Apenas puedo balbucear su nombre: María.... Estoy tan sorprendida y emocionada a la vez que consigo que me salga la voz.

No puedo dejar de mirarla, siento que sus pasos se detienen ante mi. Me mira levemente, fugaz, y emprende de nuevo su camino sin pronunciar palabra. Pero no puedo dejar que se marche, no así, sin hablar, sin saber el porque de tanto silencio.

Alargo mi mano para detenerla sujetándola por le brazo. No la miro, no me mira. Deslizo mi mano lentamente hasta la suya, rozo sus dedos con los míos. siento un enorme cosquilleo en todo mi cuerpo.

Tengo miedo de que huya y salga corriendo....

Entrelazo mis dedos con los suyos. Siento como tiembla todo su cuerpo ante mí. Nuestras miradas se buscan por primera vez en semanas. Veo su miedo en ellos. Acaricio su rostro con el dorso de mi mano mientras asoma una lágrima por ellos. Lentamente nos vamos aproximando, buscándonos sin dejar de mirarnos.

Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración... María acerca mi mano hasta su pecho, a su corazón agitado y excitado. Miedo y deseo gritando a borbotones en su pecho.

-Tengo miedo Eva. - me dice en un leve susurro apenas audible.
- Yo también... - Consigo decir en un tono apenas audible mientras mi boca busca la suya. Apenas rozo sus labios con los míos, los beso suave, lento, sin dejar de mirarla, de perderme en sus ojos.

Y poco a poco el deseo fue ganando al miedo. Nos besamos con ansia, con las ansias contenidas días atrás perdiendo el control de donde nos encontramos.

Apoyo a María contra el capó de un coche, las dos sabemos lo que ocurrirá y no nos vamos a detener. 

Nos miramos intensamente, sentimos el fuego se nuestro cuerpo en ellos. Volvemos a besarnos, mordiendo nuestros labios, jugando nuestras lenguas buscándose. Acto seguido voy descendiendo por su cuello acariciándolo con la puntita de mi lengua. Siento como se estremece y aprieta cuerpo a mi. Muerdo su cuello muy suave, y lento, mientras recorro su escote con mis dedos. Desabrocho el primer botón de su camisa, luego el siguiente y así sucesivamente mientras mis dedos rozan su piel y mi lengua recorre su cuello y comienza a descender por su escote.

Retiro su camisa cayendo por sus hombros hasta detenerse en el capó del coche. Recorro su abdomen con el dorso de mis dedos subiendo despacio hasta sus pechos aún escondidos en el sujetador. Dibujo su contorno, la miro a los ojos, veo su excitación en ellos. Acaricio sus pezones atrapados, los pellizco, Maria se muerde el labio inferior, como me pone cuando hace ese gesto.

Retiro su sujetador liberando sus pechos y sin dejar de mirarla lamo su pezón izquierdo, lo acaricio con la punta de mi lengua, suave a y despacio, de repente y sin previo aviso lo succiono, y lo muerdo con mis labios, para volverlo a morder con mis dientes haciéndole sentir su roce. Su respiración se agita, se excita, sus latidos aumentan por segundos.

Estrecho su cuerpo al mío, quiero sentirlo muy cerca. Mis manos descienden por su espalda hasta sus nalgas, clavo mis dedos en ellos para atraerla hacia mi mientras mi boca no deja de jugar con sus pechos y sus pezones completamente endurecidos.

Rodea mis caderas con sus piernas apoyándose en el coche, rodeo su cintura con mis manos, acariciándola hasta su ombligo. Mi mano izquierda se dirige a su espalda, sosteniéndola, la derecha desciende ansiosa por su vientre hasta colarse por debajo de su minifalda. Siento el calor de su sexo a través de sus bragas completamente húmedas. Deslizo mi mano dentro de sus bragas. Mis dedos se mojan de sus deseo. Rozó con la yema de mi dedo corazón su clítoris, su cuerpo se arquea buscándome... Lo acaricio muy suave mientras siento como tiembla su cuerpo, lo pellizco, me atrae hacia ella apretando sus piernas a mis caderas.

Empujó su cuerpo con mi mano izquierda hasta apoyarlo completamente en el capó del coche. Pellizcando sus pezones y jugando con sus pechos. Mientras mi mano derecha se recrea en su sexos jugando con su clítoris, excitándola más si cabe, llevándola hasta el límite de su aguante. Entre susurros y gemidos me súplica que ya no puede más, deslizó mis dedos por toda su humedad hasta penetrarla, despacio, lentamente, sintiendo cada milímetro de sus pliegues. Dos, tres, cuatro, cinco veces mis dedos entran y salen suavemente, despacio, siento que está a punto de correrse igual que yo, que estoy completamente mojada y excitada de solo sentirla. Vuelvo a penetrarla ahora con más intensidad, con fuerza, todo lo profundo que puedo llegar, una, dos, tres... Sus flujos inundan mis dedos...

Me abrazo, la abrazo, y nos besamos hasta rendirnos...




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