Soy quién soy pese a quién pese. Esa soy yo.
Bienvenidos a mi rincón.
Myriam Luna.

domingo, 23 de octubre de 2011

Bajo la luna

Era tarde, había anochecido y ya pasaba la medianoche.
Podía escuchar el ruido de las olas a través de la ventana. Sentí unas ganas repentinas de pasear por la playa.
Miré con cuidado y sin hacer ruido en la habitación contigua. Ella dormía. Me quedé allí de pie, observándola, escuchando su respiración. Era tan hermosa… Observé su cuerpo, apenas tapado con la sábana dejando al descubierto su espalda desnuda…
Como me tentaba ese cuerpo. ¿Pero qué pasaría si traspasara esa puerta… si cruzara esa línea que siempre me he prohibido? : _ ¡no! ¡Ni lo pienses! ¡No debes hacerlo! ¡No lo estropees! ¡Ella está prohibida para ti y lo sabes!
Me debatía entre mi mente y mi corazón. Tenía que salir de allí…
Cerré la puerta de su habitación con sumo cuidado para no despertarla y decidí salir a caminar por la playa. Descalcé mis pies para poder sentir el contacto de la arena. Caminé durante unos cinco minutos por la orilla, jugando con la ida y venida de las olas.
Quería dejar de pensar en ella pero esa imagen… ese hermoso cuerpo se había grabado a fuego en mi interior… mirara donde mirara sólo la veía a ella. ¿Porque tuve que enamorarme de ella?
Me agaché a recoger una piedra que había en la orilla y la lancé lo más lejos que pude hacia el mar, como si así pudiera arrancar de mi corazón ese amor por ella.
Me quedé observando la luna llena reflejada en el mar, intentando buscar una respuesta, cuando unos brazos me rodeaban por la espalda estrechándome contra su cuerpo. Era ELLA. Reconocí su aroma al instante… Sentí que mi corazón luchaba por salir de la prisión que era mi pecho. Mis piernas dejaron de sostenerme y cuerpo comenzó a temblar…
Me abrazó con fuerza para no caer al suelo y sin soltarme me dio la vuelta para sentirnos y buscarnos la mirada. Podía sentir ese cuerpo que tantas veces había deseado junto al mío. El calor de su mirada, su respiración agitada y el latir de su corazón
Y por fin pude sentir el sabor de sus labios en los míos!!!
Y su voz susurrándome al oído: “TE QUIERO”
Y así estábamos las dos, abrazadas la una a la otra. Abrigadas por el manto suave de la Luna, con el mar de fondo susurrándonos al oído.
Después de tanto soñar con ella… la tenía entre mis brazos, sosteniéndome para no caerme. Mirándonos a los ojos, hablándonos con la mirada, tanto que decirnos.
Como si el mundo fuera a desvanecerse y el tiempo se hubiera paralizado, nos entregamos a los besos tan ansiados en secreto. Besos tiernos, suaves, lentos, eternos. Besos pasionales, fogosos, salvajes.
Nos entregamos a la pasión contenida…


(28/3/2009)

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